jueves, 10 de octubre de 2013

No exijas respeto, ¡gánatelo!


El grupo femenino de protesta Femen ha irrumpido hoy en el Congreso al grito de “¡el aborto es sagrado!”, para reivindicar la libertad de decisión de la mujer sobre su cuerpo. Siendo yo hombre se podría pensar que poco, o nada, me habría de importar este asunto; nada más lejos de la realidad. Una mujer, aunque muchas sociedades, en las que incluyo las occidentales, lo hayan olvidado, es un ser humano y como ser humano tiene una serie de derechos. Lo mismo que está pasando con los trabajadores, pensionistas, estudiantes, inmigrantes, enfermos, etc., los derechos de la mujer se están recortando a niveles más propio de un régimen feudal que de una sociedad “avanzada” del siglo XXI. Si permitimos que este Gobierno siga actuando, no nos extrañe que el papel de la mujer en la sociedad quede relegado al de mera “matrona”*, lo mismo que el trabajador se convertirá en un simple número productivo al servicio del capitalismo. En este sentido la mujer, como casi siempre, es la mayor perjudicada, porque recibe las injusticias propias de su género, a las que se añaden las propias por ser trabajadora, estudiante, pensionista, inmigrante, paciente, etc. Cualquier lucha por la libertad, aunque no le afecte a uno directamente, es una lucha comunal en la que todos deberíamos de participar, persiguiendo un único objetivo; recuperar los derechos que todo ser humano debería de tener.

Resulta paradójico que con la nueva Ley todo estudiante tenga derecho, “obligación”, a tener una educación religiosa y se limite el acceso a asignaturas como la filosofía; que, nos guste o no, es la base de todas las ciencias. Supongo que la filosofía da una visión del hombre más allá de la fe y la creencia y sometimiento a un dios controlado por los mecanismos de poder. Dicho de otra manera, no hay mayor peligro para este Gobierno, que tenemos en España, que un pueblo con cultura, capacidad de reflexión y actuación. Un pueblo ignorante es mucho más fácil de controlar y someter.

Volviendo al tema de la irrupción en el Congreso de las activistas de Femen, hay otro asunto que me resulta particularmente “chocante”. Lo más repetido sobre este incidente es que no se puede bajo ningún concepto interrumpir un pleno del Congreso. Y yo me pregunto... ¿por qué? Se pueden interrumpir los derechos de pensionistas, trabajadores, enfermos, mujeres, etc. Se puede condenar a una nación al hambre y la miseria, a la ignorancia y al destierro; pero no se puede interrumpir al grupo de señores/as que están ahí sentados precisamente para evitar que todo esto que he citado anteriormente suceda. ¡El respeto hay que ganarselo!, señores mios. Es como si te fueran a clavar un puñal en el corazón, exigiéndote, además, que no te movieras por si pudieran fallar. Lo cierto es que sí son importantes los asuntos que se dirimen en el Congreso, ya que sus decisiones nos afectan a todos. Pero se han negado categóricamente a escuchar al pueblo, a aquellos que les han votado para que defiendan sus intereses, haciendo precisamente todo lo contrario, e intentan sacralizar su oficio para poder llevar a cabo su política del terror con toda impunidad. Al defender, como han hecho, al poder económico en detrimento del pueblo, al cual deberían representar fielmente, han perdido toda legitimidad. No se merecen ese respeto que exigen después de haber negado el pan, la medicina, la educación, la igualdad y otras tantas cosas más, al ciudadano de a pie, y les priva de todo derecho a reclamar nada. Por todo esto, los políticos españoles no deberían de ser interrumpidos, porque simplemente no deberían estar ocupando los sillones del Congreso.

Matrona: *3. f. Madre de familia, noble y virtuosa.

 


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