domingo, 23 de noviembre de 2014

Imitaciones Transformadas en Verdades

1. Un vino entre sollozos 

Las etiquetas indicaban el precio que había señalado el propietario. Algunas de las botellas procedían de una de sus mejores bodegas. Se encontraba a unos pocos kilómetros de Burdeos. En una finca privada y fuertemente vigilada. Nadie, excepto los trabajadores, ciegos y mudos, podían acceder a aquel reino misterioso del vino. En aquella época los agentes comerciales del propietario se lamentaban de una añada especialmente agria. Uno de ellos, de nombre Bill y apellido Frericks, lloraba entre trago y trago de aquel ácido caldo. El propietario, rojo de la ira, agarró al desdichado Bill por la pechera y con un gesto poderoso le arrojó a una de las cubas más grandes de la bodega. Se murmura que en aquella cuba todavía se escuchan los lejanos sollozos de Bill. 

2. La vanguardia como primera apuesta 

Desde hacía años ejercía con diligencia su cargo de rector. Sin embargo, su pasión verdadera discurría por otros derroteros. Desde su más tierna infancia leía y releía tebeos. Había convertido sus sueños en una inmensa pinacoteca llena de diálogos imposibles y llamativas escenas. Su hermano Gillian siempre le había animado para que diese rienda suelta a su gran amor; le animaba a que dibujase las historias que rondaban por su cabeza. Nunca pudo hacerlo. Más poderoso y pesado eran los consejos que recibía de su padre, empeñado en convertir a aquel joven, escuálido y tímido, en un hombre de provecho y bien considerado en los influyentes círculos de sociedad que su progenitor siempre pretendió frecuentar. Pasados los años, sus manos pasaron de ser un potencial centro de creación a convertirse en una previsible herramienta que satisfacía demandas ajenas y que lograba con suma facilidad la aprobación de sus superiores. Tanta dedicación desembocó en un reconocido cargo de rector de una universidad provinciana. El pasado día 14 de noviembre, el juez encargado del levantamiento del cadáver del rector de la universidad provinciana confirmó la teoría de suicidio. El cuerpo fue localizado a primera hora de la mañana por su hermano Gillian. 

3. Grietas en la estación (del norte) 

El señor Demetrio Soriano estudió en el grupo escolar del norte. Uno de los más afamados y aventajados de la ciudad. Sus alumnos se encontraban entre lo más granado de la administración pública y dirigían los complicados resortes de la empresa privada con eficacia demostrada. Desde el año 1983, el señor Soriano ocupaba uno de los despachos privilegiados en la última planta del edificio central del Ministerio de Obras Públicas. Un lugar soleado y apetecible con vistas a los jardines que rodeaban el edificio. Su puesto suponía la gestión de todos los proyectos de rehabilitación de infraestructuras viarias. Un día, durante el mes de julio, agotado y sudoroso, levantó los ojos de la pantalla del ordenador. En una esquina de su despacho una pequeña grieta asomaba descarada. Se acercó, la observó con minuciosidad. Midió su anchura y longitud. Abrió la ventana y se arrojó al verde vacío de los jardines del Ministerio. 

4. Manuscritos entre muros 

El vídeo se había convertido en el ganador de esa estúpida agenda que debía ordenar sus preferencias y particulares aficiones. Regla fundamental: hacer algo poco provechoso y de escasa utilidad. El centro humano de su piel se había transformado en un manuscrito acartonado donde el moho campaba a sus anchas. Durante aquel viaje histórico pensaba llenar metros y metros de estanterías resguardadas para la memoria. Mientras, su piel se resquebrajaba y los hongos izaban victoriosos su bandera sobre la carne podrida.


Benjamin Redneck

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