domingo, 2 de noviembre de 2014

La necesaria documentación previa

El pasado 26 del presente mes dimos noticia de uno de los hallazgos arqueológicos más espectaculares que han tenido lugar en el ámbito académico en los últimos años. De forma somera, se describía la presencia de evidencias de dos estructuras que revelaban algunos datos sorprendentes: una elaborada simetría constructiva que podría indicar algún tipo de elemento implicado en la ordenación del territorio. Sin embargo, a la luz de los datos obtenidos, es difícil precisar su papel en su contexto cultural particular. Es más, es imposible arrojar luz sobre el grupo humano responsable aunque sí podemos considerar su enorme complejidad cultural. 

Ante la falta palpable de información, la correspondiente delegación territorial de arqueología ha decidido diseñar todo un proyecto de investigación que pueda aportar una información fidedigna, científicamente probada, sobre el significado último de los restos, al menos sus huellas, localizadas.

El protocolo previsto para este caso se encuentra recogido de forma precisa y detallada en los desarrollos teóricos y prácticos de la ciencia arqueológico; de hecho, las autoridades, conscientes de la trascendencia patrimonial de la actividad arqueológica, decidieron otorgar un soporte legislativo que asegurase la profesionalidad, cientificidad y rigor ético de la práctica profesional y académica. El objetivo buscado por los legisladores era la puesta en común de los resultados de la investigación arqueológica y su aprovechamiento público en beneficio de toda la sociedad. 

Todo hallazgo, sea cual sea su entidad, ha de ser comunicado a la autoridad pertinente. Si no tuviese lugar esta comunicación, el responsable incurrirá en una falta de omisión. En el asunto que nos trata se ha producido la debida comunicación a través de los cauces apropiados. La patrulla de desbroce informó de forma inmediata de la presencia de dos "huellas" de aspecto extraño que no eran de origen natural. Realizada la oportuna comunicación, registrada según se indica reglamentariamente, la oficina administrativa comunicada traslada el hallazgo a la delegación territorial competente de arqueología. Se inicia, entonces, si así se considera oportuno, el protocolo de intervención oportuna.

Por lo tanto, ante los informes técnicos que avalan la relativa importancia del hecho comunicado, se ha decidido iniciar la investigación de la zona afectada por los hallazgos mediante un concienzudo trabajo de documentación. 

La delegación cuenta, para estas ocasiones, con un personal específicamente designado para llevar a cabo esta "prospección" más propia del trabajo archivístico. En todo caso, se trata de un paso previo e ineludible de toda investigación arqueológica. Así, los resultados han sido poco esclarecedores: son muchas las referencias que se esconden bajo la descripción de "huellas cuadradas y redondas en el suelo". Desde sistemas de riego, a balizas de señalización. En cualquier caso, todos los resultados que aludían a algún tipo de actividad animal han sido descartados ya que en ningún caso se puede encontrar paralelos con la perfecta simetría de las huellas localizadas. Sin embargo, el sistema de riego ha de ser desechado debido a la naturaleza del terreno sobre el que se asienta: una zona de granito pulimentado. Este hecho revela una información complementaria que puede resultar fundamental para lograr la comprensión total del importante hallazgo arqueológico que no trae entre manos.


Luis Pérez Armiño 


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