Sin previo aviso me despido por esta semana. La causa no es otra que, a mi juicio, unas merecidas vacaciones.
Y
en este punto, a la vista de las alarmantes últimas noticias; a tenor
de los recientes acontecimientos que han levantado en armas a nuestro
pueblo patrio; y considerando la necesidad de contemplar con visión
crítica la actual ocupación de los espacios públicos de nuestras
ciudades y pueblos costeros…, solo puedo hacer una consideración: no es
lo mismo el turismo de borrachera que el turismo low cost. He aquí
cuatro reflexiones estúpidas sobre este novedoso y relevante
acontecimiento social:
A) Considero y comprendo ambas
formas de turismo. Sin embargo, para aquellos que, vistas las
estrecheces económicas de la actual coyuntura, se ven obligados a
convivir en infames B&B y demás estancias de mala muerte, menú
diario en el mejor de los casos y vuelos hacinados en condiciones
inhumanas…, no es lo mismo el turismo de borrachera que el de low cost.
B)
Valoro igual de aberrante otras formas vacacionales. En general, todas
se caracterizan por una exhibición impúdica de las facetas de nuestras
vidas que, el resto del año, deseamos que permanezcan ocultas. Durante
los inviernos, los otoños y las primaveras, la decencia se convierte en
nuestra bandera; cuando el verano llega, con sus soflamas de libertad y
desenfreno, oreamos todos nuestros vicios y defectos y los
desenterramos. Como zombis, nos convertimos en la tragicomedia que
evitamos el resto del año y sacamos a relucir nuestras orondas y blandas
carnes a un sol asesino.
C) No veo diferencia entre las
rubicundas nórdicas que presumen de sus rojizas voluptuosidades mientras
sus caras lucen bobaliconas sonrisas llenas de alcohol, y las carnes
patrias envueltas en pieles curtidas y ajadas por interminables horas de
sol que se tambalean sin vergüenza con carcajadas desdentadas como
banda sonora.
D) No es necesario mostrar una
inteligencia superior a la media, disponer del título de la universidad
más afamada en cuestiones químicas, para comprender el nuclear resultado
de la fusión de las sexuadas hormonas nórdicas con las igualmente
sexuadas hormonas latinas. El resultado es una implosión de proporciones
épicas. Es un juego primario de caza, acoso y derribo bañado en alcohol
low cost y sujeto al irrefrenable deseo que la exhibición descarada de
carne propone.
Feliz final de vacaciones…
No hay comentarios:
Publicar un comentario