martes, 17 de enero de 2012

Otro año de carbón para el pueblo

Hoy es uno de esos días, como otros tantos, que te encuentras con el ánima envilecida. Invadido por el recalcitrante sentimiento de haber sido estafado por unos políticos glotones, que sólo se preocupan por la realidad del pueblo, aquel que les encumbró a la vida postinera, cuando tienen la soga electoral en el cuello. Bueno, ni siquiera eso, son seres abúlicos incapaces de sus cumplir compromisos. Si les vapulean electoralmente, que se va a hacer, siempre quedará el sueldo para toda la vida. Uno de verdad, con el que todavía te dan hipoteca. Un sueldo como el que cobra Olsson, Lindström, Rohmer o incluso Ramírez, que fue listo y tomó las de Copenhague. Para que ellos cobren eso, el resto a trabajar sin rechistar y no se te ocurra perder unas elecciones laborales, porque te vas con una mano delante, la otra atrás, y dos años de paro a lo sumo como compensación.

Otra opción es hacerte político. Al principio, mientras se va ascendiendo, hay que actuar un poco “de esa manera”, hay que caer bien al gerifalte. Llegado el momento, el primer paso que hay que dar para ser político es creerte, sobre todo si eres una persona con ética, que vas a hacer un trabajo de verdad. Por el resto no te preocupes, se lo tienen montado de pegada. Lo primero es darle visos de seriedad a la ocupación, lo llaman jurar el cargo y ponen la mano, no me acuerdo muy bien si es sobre la Constitución española, la Constitución alemana, el Señor de los Anillos o las aventuras de Miguel Strogoff, para pasar a prometer que destruirán el anillo, o llevarán la carta al Archiduque, o venerarán a Merkel sobre todas las cosas. Según el libro que les toque, supongo. Lo que si que tengo claro es que, sea lo que sea, lo pagará el asfixiado contribuyente español. Dicho de otra manera, juran de forma fehaciente precisamente aquello que se van a saltar a la ligera según salgan de esa sala, su compromiso con el pueblo español y su Constitución..

Un detalle importante en este contexto es que se les ha legitimado con el voto previamente, y en eso si que somos todos culpables, pues justificamos de esta forma su farsa. Otra particularidad es si te toca como mesa electoral, estás obligado a formar parte de la parafernalia. Seas demócrata o no, justifiques en veinte artículos de la Constitución tu libertad a no apoyar un sistema de gobierno que consideras corrupto, o simplemente creas que tienes mejores cosas que hacer el domingo, de esa no te libra nadie. Si se te ocurre hacer novillos estate preparado para unos buenos azotes estatales. Duelen más que los de mamá.

Todo esto sería muy gracioso si pasáramos por alto el hecho de que todos los días alguien pierde su hogar y muchos se ven obligados a vivir en la inmundicia y la peor de las miserias. Mientras, en un mundo muy, muy lejano de la realidad española, conocido como “el de la gominola”, políticos y cargos públicos siguen viviendo a cuerpo de rey. Cuando ellos son los responsables en gran medida de la crisis, con actuaciones tardías y erróneas.

Siempre he pensado que el político debía de ser vocacional, que debía estar preparado y, sobre todo, controlado y con fecha de caducidad. Es decir, si  bien pagados algunos siguen mirando la manera de volatizar fondos, pues que cobren lo que la mayoría, unos 1.000 euros. Páguese a funcionarios para que vigilen las llaves de las cajas, que al final, si hacen bien su trabajo, saldrán muy rentables. También es importante pasar por algún tipo de prueba para ejercer esta profesión (inteligencia, cultura general,…) y no permitir que cada partido ponga arbitrariamente a bobos, majaderos, postineros, cleptómanos y/o ineptos a su antojo,... Otra posibilidad es que sigan cobrando lo de siempre y los de siempre, pero en el caso de mala gestión, pues por la responsabilidad de su cargo es por lo que cobran tanto, despido sin indemnización y a los tribunales. Como precedente, Islandia, donde políticos y banqueros se permitieron dar clases de embate al pueblo ¡vikingo!, a ese punto llega la impudicia. Pasó lo previsible, rescataron sus hachas y lanzaron los drakkars a la mar en busca de los osados. Que se lo pregunten a Geir H. Haarde, ex primer ministro islandés, que se sienta en el banquillo, acusado de majadero.

Llegados a este punto se me ocurre hacer una comparativa. Señorías y cargos públicos, sino me falla la cabeza, con unos siete años de trabajo ya tiene derecho a la pensión máxima. Una persona normal ha de estar 35 años cotizando, trabajando hasta los 67 años y con recorte en la pensión. Nos piden paciencia y esfuerzo para soportar constantes aumentos de impuestos, mientras gran parte de la paga de los cargos públicos, las dietas en concreto, creo no tributan, que me corrijan si me equivoco, por lo que ese dinero no se ve afectado por dicha subida. Además, pueden cobrar varios sueldos del Estado y ostentar varios cargos públicos a la vez, el resto de los mortales no. A esto se suma indemnizaciones por cese de actividad, etc., etc., etc. Vamos, como para no hacerse político.

Todavía alguno/a de estos políticos, cobrando unos 100.000 euros anuales, llegó a quejarse de que no llegaba a fin de mes. Se merecía un sueldo de 800 euros, con una hipoteca de 300 euros, recibos de la luz, teléfono, agua, impuesto de matriculación, seguros varios, ropa, comida, imprevistos, gasolina y pañales para el niño. Pero todavía, por si no fuera suficiente… que te venga un tío con un patrimonio de tres millones de euros, te pida un esfuerzo mayor, te diga que no te preocupes que de esta salimos, mientras te obliga a soltar otros 50 euros más en gasolina, 20 euros en el recibo de la luz y 15 euros de I.R.P.F. … ¡Ah! y pobre de ti como fumes.

No se puede ordeñar más la vaca tribulación señores, pues tiene las ubres agrietadas y ya no da más leche.

2 comentarios:

  1. Estoy contigo Andrés, así nos va, eso sería lo primero que se debería de cambiar para poder salir adelante.
    Nos hacemos políticos y vivimos de las rentas?
    Un beso

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    1. Gracias Yoli, espero que sigas participando. Un beso.

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