Hoy es un día aciago para el cada vez más reducido grupo de
intelectuales de España. José Luis Sampedro falleció en la madrugada del
domingo al lunes. Con esa personalidad que le caracterizaba quiso irse “sin
hacer ruido”, y por ese deseo cumplido fue que la noticia nos ha llegado el día
de hoy.
Hombre elegante, culto y comedido, como catedrático de
economía supo ver las carencias, despotismo y crueldades del sistema actual;
criticándolo con energía y animando al pueblo, a quien consideraba tenía el
verdadero poder, a rebelarse contra los abusos. Sampedro expuso que los “ismos”
no eran buenos, pues todo aquello que se acerca a una postura radical no puede
hacer bien. Su crítica sobre la decadencia de occidente, el neoliberalismo y el
capitalismo salvaje, fue una base esencial para aquellos que queríamos luchar
contra ello, pero se ha muerto el caudillo ¿Quién abanderara ahora la causa?
Miembro de la Real Academia Española, Sampedro, con tu
muerte nos hiciste flaco favor, y sí, te critico por ello, pues ya llevabas
mucho tiempo anunciando que querías “hacerte a la cuneta”. No quiero ni pensar,
que a lo mejor me equivoco, a quién pondrán en tu lugar. Simplemente reflexiono
en el hecho de que algo tan popular, ordinario diría yo, como la Wikipedia
dedique un artículo bastante más extenso a Mariano Rajoy que a ti; me pone los
pelos como escarpias y me hace plantearme sobre el mundo en que vivimos. Tu
silla será ocupada, ojalá me equivoque, por alguien que no te llegue ni a la “a”.
Pero tú ya estás en otro sitio.
No quiero extenderme más, me hace daño hablar sobre este
asunto. Simplemente, como amante que fuiste de la Grecia clásica, solo digo que
ojalá podamos conocernos en el reino de Hades. Has cruzado el Aqueronte y has
conocido a Caronte. Me gustaría prometerte que tu legado pervivirá eternamente,
pero gobiernan sátrapas, sátrapas del dinero, y hemos demostrado no saber cómo
luchar contra ellos; y ya no estás tú para orientarnos.
Hoy me hubiese gustado dedicarte bellas palabras, hacerte
algo emotivo; pero con sinceridad no tengo cuerpo. Perdón te pido, pues te has de conformar con estas toscas y directas palabras que han de ser mi despedida. Yo seré uno de esos que te
echarán de menos, y por ello estoy enfadado contigo, porque no nos diste todo
lo que tenías y créeme que en estos momentos lo necesitamos. Buen viaje José Luis
Sampedro.
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