lunes, 11 de marzo de 2013

El rey murió...., ¿viva el rey...?



           A veces, en realidad siempre, pienso que ser político consiste más desprestigiar al contrario que realmente realizar las tareas constructivas por las que fueron votados. Siendo sincero, ninguno reconoce sus errores, pero, sin embargo, tienen una óptica tremendamente desarrollada para vislumbrar el problema del otro. Cosa que preocupa, pues parecen más atentos a los errores del contrario que a sus propias funciones; y eso es un problema si estás en el poder. 
           Cualquier persona, con un poco de ética y solo un poco, después de todo lo ha pasado y está pasando, se pondría a trabajar por mejorar la situación. Lo cierto es que, lejos de esto, todo el mundo busca culpar al otro de un problema en un mundo que es insostenible. Pero..., ¿por qué sigue pasando esto?, la razón es fácil, se paga muy bien y hay que ordeñar a la vaca tribulación, hasta que no quede más leche en sus ubres. Dinero, dinero y más dinero, esa es la propuesta de la sociedad actual. Solo hay que ver los programas que se emiten en televisión, y que incluso, lo que jamás creí ver, los “reálitis” se anuncian a “bombo y platillo” en los telediarios; eso por no hablar de la publicidad que nos cuelan, en muchos casos engañosa, y que introducen a mala fe. Si un telediario debería ser aquello en lo que pudiéramos confiar, pues intentan mandarnos un verdad desde un exterior; se ha convertido en el escaparate del “compro oro”. Quién puede luchar con un problema tan arraigado; porque encima tales canales presumen de engordar audiencia, ¡ahí hallamos el problema! Cómo podemos reclamar honestidad a nuestros políticos, si la propia población demanda “chabacanería”; no olvidemos que si esto existe es porque hay una población que lo demanda.
           Pensar que ese que anuncia deportes y le gusta tanto llamar bobos a los demás, ¿no es él más bobo en realidad? ¿No siente que su profesionalidad es una farsa?, anunciando seguros, pizzas, o compresas para la pérdida de orina. Con qué cara llama bobos a los demás, o es que será que el dinero, aunque le denigre como profesional, quita la estupidez a la gente... Como anécdota, en una de esas “estúpidas alocuciones” en pro del mercantilismo vino a decir el bobo que llama bobos a los demás: "Qué bien enlazo los temas," refriéndose a como había conectado una noticia deportiva con el anuncio de turno. Lo peor de todo es que no cobren y esto lo hagan por un orden a la cadena. En este último caso olvídese de lo dicho y disfrute de los “placeres de presentar un telediario”. Pero haga el favor de no llamar bobo a nadie más, porque queda como proyecto largo; dedíquese a la pizza congelada, seguro de coche, lo que sea, pero no sea faltón. Si no ha entendido el mensaje, siempre queda el socorrido y buen argumento de plantarse delante de un espejo para anunciar seguros.
           Volviendo al tema, los políticos, sucios y detestables, carecen de una ética fundamental, y esta ética reside en un concepto muy simple; reconocer sus errores. La mejor fórmula es intentar buscar un error más grande en sus adversarios, con ello se tapa los errores cometidos. Pero... ¿quién es el perjudicado? Es fácil de contestar; aquel que ve en televisión que una pizza congelada es mejor que una hecha en el momento; cómo llegó a decir una periodista muy popular entre la selección española; o incluso peor, que un pan de molde es artesano, como dijo alguien a quien, yo por lo menos, creía un intelectual que luchaba por dar a conocer la verdad. Craso error, la verdad está en el dinero.


            Moraleja: Si eres español y te consideras estúpido, disfruta de tu estupidez; porque eres de la élite intelectual de este país.

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