martes, 19 de marzo de 2013

¡Qué viva Europa!

Esta semana pasada hemos podido presenciar un nuevo capítulo de la “benevolencia” de la Unión Europea. Una unión que saca lo peor de cada gobierno. El rescate a Chipre ha dejado bien claro quién es la Unión Europea, qué son y que representan las democracias de los países que la componen, y lo mucho que importa la población.

Me pongo en los zapatos del obrero chipriota que lleva toda su vida ahorrando para dar una vida mejor a sus hijos o para disfrutar de una vejez relajada; y de repente se encuentra con este órdago del Poder; el dinero que tanto les ha costado ganar ya no está en su suyo. Cuentas bloqueadas, sueños censurados, dignidad aplastada, impotencia, ¡mucha impotencia! Todo ello para salvaguardar un sistema decadente que no tiene futuro; porque el capitalismo y el neoliberalismo “hacen aguas”. Corralito lo llaman, yo prefiero definirlo como pocilga de corrutos. Se lo tiene muy bien montado para controlarnos; el dinero en el banco o sino, aunque se hubiese sido ganado honradamente, es dinero negro.

Otro ejemplo más, el de Chipre, de que para sostener este insano sistema el indefenso debe de salvar al injusto, al que provocó el caos. Esta es la idea de la Europa unida; salvemos los mercados y las economías, dejemos morir de hambre al pueblo. Esto es indigno incluso de régimen chino, que tiene la fama de maltratar a su pueblo con una veteranía que asusta ¿Cuándo va a terminar todo esto? La respuesta es fácil; cuando los ricos vuelvan a sentirse seguros económicamente, tan seguros que puedan volver a dar unas migajas al pueblo que les haga sentirse solidarios, hombres de bien y benefactores de los desprotegidos. Pero hasta que esto no sea así tenemos que engordar sus cuentas bancarias; la hidra europea no tiene hálito y necesita del pueblo para volver a envenenar.

No es tan fácil de comprender la ambigüedad que rodea al ser humano. Por poner un ejemplo: Tony Blair y José María Aznar, dos asesinos sin escrúpulos, no solo no están encarcelados sino que encima gozan de reputación mundial y cobran por dar conferencias; cosa que preocupa en el caso de Aznar, pues no es precisamente el ejemplo intelectual a seguir. Si estos monstruos, donde no meto a Bush porque estoy hablando de Europa, son los hitos a seguir, decididamente tocamos fondo.

Parece más importante el hecho de creer que se vive en un mundo libre que de hacerlo realmente. Este es el nuevo engaño de la autoridad, convencer al pueblo de que es libre, pero en realidad sus designios están en las manos de los de siempre; aquellos que ostentan el Poder. Esto solo hace constatar que, por mil revoluciones francesas que halla, todo vuelve a la normalidad y esa normalidad se explica en el sufrimiento del pueblo para disfrute de las clases privilegiadas. Así pues, y visto que vamos a seguir tragando, llevemos esta hipocresía hasta el final y que sea yo mismo el que diga: ¡qué viva Europa!

No hay comentarios:

Publicar un comentario