viernes, 17 de mayo de 2013

La boda charra; Salamanca

         Tradicionalmente las bodas charras se realizaban en los domingos estivales. Pero antes debía de darse un requisito indispensable, la petición de mano, que habría de hacerse con medio año de antelación, es decir, por navidades. Esta petición seguía una serie de formalismos tradicionales. El novio, acompañado de sus padres, iba a casa de la novia a exponer los motivos del porqué debía realizarse el compromiso. En el caso de no haber ningún impedimento para llevar a cabo el enlace se procedía al intercambio de regalos, más conocido como la “entrega de la cesta”.

            Un aspecto de suma importancia para cerrar el compromiso era la negociación de aquellos asuntos concernientes a la economía de los futuros cónyuges. Se solían redactar unos documentos conocidos como las “hijuelas”, que no era ni más ni menos que un inventario de bienes que cada uno de los novios iba a aportar a esa unión. Las hijuelas eran uno inventarios precisos y metódicos, incluso contemplaban las prendas del ajuar, y debían ser expuestas unos días antes del enlace. Una vez todo en orden se procedía a la firma de los documentos; el hombre firmaba la copia de la mujer y viceversa. Si el hombre no era oriundo del pueblo, la tradición exigía el pago de un tributo, que variaba en base a las posibilidades de la familia del novio. Este tributo recibía el nombre de “pijardo”.

            Había una serie de acontecimientos en los días previos a la boda. Tres domingos antes del enlace se realizaban las amonestaciones o notificación pública del enlace en la iglesia; para que se pudiera denunciar en caso de que hubiese algún impedimento. La semana anterior mozos y mozas recorrían el pueblo anunciando la unión. También era costumbre correr el “choto enamorado” en una especie de encierro; luego se sacrificaba el animal para confeccionar el menú de boda. Las mozas días antes hacían la cama de los novios. El día anterior los mozos preparaban el banquete, las mesas, la vajilla, etc., mientras que las mozas hacían lo propio con la iglesia.

            Llegado el día, el novio, del brazo de la madrina, avanzaba hasta la iglesia seguido de una comitiva de gentes del pueblo. A la novia se la rondaba en su casa y se la invitaba a ir a la iglesia. Al llegar al templo, el novio llamaba a la puerta y salía a recibirle el párroco y el monaguillo. Cuando llegaba la novia, en esa misma puerta se celebraba el ritual canónico del matrimonio y la puesta de anillos. El cura unía sus manos y se giraba tomando el camino del altar para continuar con el oficio.

A los novios se les cubría con “velambres”, especie de velo grande, al tiempo que sostenían una vela encendida en señal de unión. Finalizado el rito del casamiento, cónyuges e invitados se dirigían al lugar del convite. Una vez allí padrino y novio saludaban a todos los invitados. Seguidamente l novio se quitaba el sombrero en señal del comienzo de los festejos.

El menú tradicional era el cocido, que comenzaba por una sopa de pan y huevo, seguida de los garbanzos y demás ingredientes: carne, chorizo, tocino, etc. De postre lo más tradicional era servir un arroz con leche. Cuando todos hubiesen terminado de comer se procedía con la ofrenda del "tálamo”, que consistía en hacer un ofrecimiento público de los objetos que cada cual aportaba al matrimonio y se procedía con baile de las prendas; un baile entre los novios por cada prenda del ajuar.

Durante el baile se servían bebidas, sobre todo una especie de ponche conocido como "ponchela", que consistía en una mezcla de vino, rebajado con agua y al que se le añadía azúcar y limones; similar a la limonada. Cada baile que se hacía con los novios era costumbre realizar un pago. El festejo se alargaba durante todo el día y toda la noche; estando incluida la cena. El día siguiente, o "lunes de boda", se recogía todo y se ofrecía una comida a los novios, “el calderillo”, un guiso de carne con patatas.

En la actualidad estas bodas han caído en el saco del olvido y las pocas que se celebran omiten muchos pasos de los citados.

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