miércoles, 12 de junio de 2013

A mal verso...

Se encontraba el forastero y también el comerciante,
el vagabundo y el caminante
y, en conclusión, todo aquel que se presentase,
un, cuanto menos, curioso bando municipal
en la misma entrada del lugar.

Con singular rima, quizás forzada,
muy paleta y algo fina,
avisaba a ladrones, vagabundos, avarientos,
además de comerciantes fraudulentos
y en definitiva, a todo aquel que de lo ajeno se lucrara,
las tremendas consecuencias que tales actos acarreaban.

Hasta el paleto puede ser locuaz y así se presentaron,
de esta guisa y con abusada rimbombancia,
de versos extraños y de mal asonancia,
más el mensaje quedose claro al extraño.

Así atendía el citado escrito:

Que te trae por estos lares si por ti no han preguntado,
¿necesitas de invasiones para tu objetivo macabro?
Concentra la mirada en este verso no versado,
luego no gimas con pavura que no se te ha avisado.

¿Dónde miras? anodino caballero, no queremos ser observados,
llévate contigo esa presencia y el hediondo hálito.
No tantees a las almas a las que no resultas extraño,
advertidos estamos de tus negros comentarios,
que son poseídos por la profunda mentira del que se nomina perturbado.

Aunque al auditorio duermes, siempre hay un despistado,
que se deja seducir por tu mensaje almibarado.
Porfía cuanto gustes, menestral del diablo,
concluido el cántico, por donde viniste te den resguardo.
Y guarécete bien lejos, que por corteses la primera la escuchamos,
en las sucesivas, talegazos de bienvenida y de despedida, zurriagazos.

Aquí la vianda es muy cara para entregársela al falaz,
vete al pudiente, por si se dejara embaucar.
Caratulero insano, ¿qué fraguas con esa voz que de pronto escuchamos?,
prometes alegrías y pasiones, ¡prometes demasiado!,
pues alguna ilusión secuestras... y ¡no se mancilla lo sacro!

Aquellos que vivís, inmundos parásitos,
del esfuerzo ajeno, de la patraña y del descaro,
aquí os convidamos a juicio sumario
donde expiar las culpas del daño perpetrado.

Quédate claro de esto que a continuación te informamos...
pues si en lugar de dar la cara, penetras camuflado,
además de los mamporros, los atributos te sesgamos.

Con el mensaje quiso el pueblo de forma letrada,
avisar a los gorrones de sus “ostias ilustradas”,
el concepto fue mal comprendido,
las “ostias” si quedaron claras.
Saque cada uno sus conclusiones...
yo la cara hinchada,
además de tres huesos rotos
y la “pelvis destrozada”.

Cómo experiencia, también saque sustancia.
Todavía me duele en el cuerpo y en el alma,
esa contundente y aleccionadora moraleja
disfrazada de ridícula y maldita rimbombancia.

Por cierto..., cardenal más o menos e igual dolor en la crisma,
no hallé mayor diferencia entre la ostia bizarra y la ostia más fina.

Atentamente:

Esián Tectero,
vidente y pendenciero

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