martes, 25 de junio de 2013

Redes sociales; gente que conoce gente

Entre las definiciones que se encuentran de las redes sociales puede establecerse que técnicamente son formas de interacción basadas en un intercambio dinámico de información entre distintos individuos, grupos e instituciones, y en diferentes contextos de complejidad. Todo ello, dentro de un sistema abierto, en continua construcción, que involucra a individuos identificados con las mismas necesidades y “equívocas”, y que se organizan a través de este medio para potenciar sus recursos. Vaya rollo.

Hoy por hoy, es la herramienta de comunicación más utilizada y muy útil para intercambiar información entre profesionales, relacionarse con los seres queridos en la distancia o conocer diferentes culturas. Además, actúa como un potente medio reivindicativo y de protesta, de valoración personal y laboral, lugar donde compartir inquietudes, medio completo de información al viajero, etc… En realidad, no hay un límite fijado, la red social abre un campo indeterminado de posibilidades, pero ante todo, y que esto no se olvide, funciona como un impresionante portal lúdico.

En la red social se empieza por descubrir a otros sujetos con quienes compartir intereses, preocupaciones o necesidades. Así se forma un grupo, cuya fuerza permite experimentar cambios sobre el individuo, que de otra manera serían impensables, y generar nuevos vínculos afectivos. Esto provoca una ruptura con el aislamiento que aqueja a gran parte de la sociedad, manifestándose, en muchos casos, en un retraimiento o en una excesiva interacción social sin afectos comprometidos.

Es en este punto donde quiero fijarme hoy. El peligro que puede entrañar la red social mal entendida y mal aplicada. Nos quedaríamos sorprendidos de lo mucho que sabe internet de nuestras vidas y, francamente, es para preocuparse. Como todo en esta vida, el abuso de la red social es pernicioso. Hay que sorprenderse y admirar el avance tecnológico que hemos experimentado pero como todo lo novedoso, tiene una serie de peligrosos que en muchos casos desconocemos.

El uso indebido, excesivo y anómalo de la red, que, por supuesto, incluye las redes de búsqueda de pareja, amistad o aquellas que comparten intereses sin ánimo de lucro, provoca un desvanecimiento de la realidad. La red atrapa al individuo transformando su vida virtual en real, donde nos vamos a encontrar a un protagonista fantasma, en un papel tragicómico, estableciéndose una situación más propia de culebrón televisivo, que de otra cosa. Como sugirió Nietsche, cuando miras al abismo este te devuelve la mirada.

La información que “volcamos” en la red, lo mismo que la información que tomamos como verdadera de otros sujetos, puede volverse en contra de uno. Ese desnudo o esa ingenuidad, por muy inocente que parezca, nos deja muy vulnerables ante individuos que han desarrollado una gran capacidad de aprovecharse de cualquier circunstancia.

Internet tienen la incomprensible capacidad de transformar en popular al anónimo, al discriminado en integrado, en igual al diferente, en guapo al feo y, “paradójicamente”, en genio al limitado. Una red social es una herramienta perfecta si quieres crear tu yo de la nada, es decir, da la posibilidad a que el sujeto se refunde a si mismo, utilizando el anonimato para evadirse de él.

La aclaración anterior nos explica la razón fundamental por la que internet está invadido de doctores, periodistas, literatos, caballeros salvadores de bellas damas y astronautas. Una amplia gama de canallas y majaderos, supuestamente versados, o simplemente insistentes, y dispuestos a aprovecharse de la ignorancia de algunos/as. Eso en el mejor de los casos, ya que en ocasiones la información aportada en la red ha sido el mejor campo de acción que han tenido asesinos, violadores, pederastas, pervertidos, chantajistas, oportunistas, ladrones e incluso caníbales. Aunque los comportamientos anómalos acaban teniendo el efecto de la espada de Damocles, en muchos casos, el daño que ha hecho el aberrante cuando se le detecta es irreparable.

Lo correcto es preguntarnos si estamos preparados para competir con la propia tecnología que generamos. Si nos adelantamos a nuestro tiempo y avanzamos por encima de lo que podemos asimilar o simplemente actuamos ignorantemente y sin saber lo que hacemos ¿Caminamos por la senda de la tecnología, o la tecnología camina por el levantado asfalto de la humanidad?

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