martes, 26 de febrero de 2013

La efeméride italiana; ¿del alba... al ocaso?, ¿o viceversa?

           Resulta curiosa cada perspectiva que el hombre tiene. Cuando piensas qué todo el resto de la población ve negro el panorama, descubres, “in situ”, que la única opacidad está en tu mente. En realidad, nunca tuve mucha fe en un país que vota a un tipo como Berlusconi; pero quién soy yo para opinar del tema, si aquí gobierna un fulano llamado Rajoy, menos populista, pero más atroz en sus decisiones. Lo cierto es que siendo Italia la tercera potencia de la zona euro me parecía extraño que tanto poder recayera en, y sin querer faltar, un descerebrado, borrachín y mujeriego.
            Lo cierto es que la población italiana, al igual que la española, está engañada, pero en ambos países se van abriendo las puertas a una nueva esperanza qué seguramente nunca llegue, pero descansa en una idea universal muy actual; todo puede ser mejor que lo que tenemos. Es por ello que los italianos se han negado rotundamente a las postulaciones de Monty y su europeísmo, estrepitosamente derrotados en las urnas, y han condenado al ostracismo a Merkel y su envenenada Europa.
            Sintetizando, visto el resultado de las elecciones, Italia prefiere el absurdo, recalcitrante, derechista y populista programa político de Berlusconi, que el aire “europeo y renovador” de Monti. Pero ante todo, la población italiana aboga por un cambio radical. Un cambio que busca la solución en el centro-izquierda, personalmente yo no creo que sea lo correcto porque equivale a más de lo mismo, pero lo cierto es que la población italiana piensa que esa es la opción "menos equivocada".
            Lo importante de estos comicios no es que Italia no crea en Europa, eso queda claro, lo importante es el ascenso de la abstención, y por tanto de la poca credibilidad que se tiene en la política actual, y para ser más exactos, en la política que viene de Europa ¿Qué llagará a pasar en el momento que más de la mayoría de la población no vote?, variarán la Constitución, o no mostrarán reparo en demostrarnos, sin aval poblacional, que la Democracia es pura fachada al servicio del fascismo económico.  

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