Resulta,
cuanto menos gracioso, la permisibilidad de la burocracia con respecto a todos
los parásitos, sin oficio ni beneficio, que se lucran a cuenta del trabajo y
sufrimiento del honrado trabajador. Tampoco quiero entrar en un debate que tengo
ampliamente dilucidado, simplemente utilicemos esto como el hilo conductor que
nos ha de llevar a la cuestión que ha de desarrollarse hoy en El ostracismo de Caronte, una cuestión
de sumaria actualidad y que viene a avalar el concepto del español inmovilista; el Caso Bárcenas.
Este
apartado siniestro nos invita a comprender un poco más los entresijos oscuros que utilizan los poderosos. Por decirlo de alguna forma, parece ser que la Ley Laboral del
PP responde más a un agradecimiento a las donaciones que los miembros del
partido recibieron de las grandes empresas, que a una actuación para frenar el
desempleo, qué por otro lado se ha incrementado. Falta decir que muchos de
estos empresarios pertenecían al propio PP. Simplificando, si financias la economía de un
partido político serás recompensado si este sale elegido. Curiosamente, los que
deberían ser los mayores recompensados, los votantes, son los mayores damnificados,
esto dice mucho de las intenciones de Rajoy.
Cuando
saltó el Caso Bárcenas, los populares, muy propio de ellos, respondieron con el mutismo.
Se tomaron todo el tiempo del mundo para dar explicaciones. Cuando las dieron,
haciendo gala de esa innata inteligencia que alumbra a nuestros políticos, solo
se les ocurrió presentar públicamente sus respectivas declaraciones de renta.
¿Y para qué?, me pregunto yo. O son muy estúpidos, o se piensan que lo somos la
población, o simplemente, y abusando una vez más de la confianza del pueblo,
intentan, con esa cutrez que les caracteriza, desviar el tema y dejarlo pasar.
Resulta insultante la muestra de sus declaraciones de renta, cuando
precisamente en el Caso Bárcenas lo importante sería que señalaran las
indigentes cantidades de dinero embolsadas y ¡no declaradadas! Qué me importa a
mí, con respecto a este caso, lo legalizado. Su declaración de renta solo me
supone indignación por las cantidades que cobran en relación a su competencia profesional.
Desgraciadamente, en este circo que se han montado tras la careta de la
Democracia, ese dinero es considerado legal. Lo
que yo quiero saber es cuánto dinero recibieron en base a dietas, favores,
regalías, etc., y que nunca fue declarado.
Hoy
por hoy, el personaje más importante
de España no es Rajoy, ni siquiera Merkel, se llama Luis Bárcenas, y su declaración,
vilipendiada por el PP, y ansiada por el resto, debería de acabar de convencer
a la población de que ya es hora de poner punto y final a esta sangría
demócrata-financiera. Aunque no tengo mucha fe en la población española, ha
recibido tantos palos, que ya ni
percibe el dolor.
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