viernes, 2 de agosto de 2013

El ostracismo de Caronte y su libro

Estimados lectores:

     El libro de El ostracismo de Caronte; de los albores a las tinieblas está terminado. Queda tan solo limar las "pequeñas asperezas" de la edición y distribución, pero en breve lo podreis encontrar en el mercado. Aquel que esté interesado en adquirirlo puede ponerse en contacto mediante el mail del blog; elostracismodecaronte@gmail.com.

     A través de una mente atormentada, que cae en brazos de la locura, se va descubriendo el mundo greco-romano. La maldad del hombre, las ansias de poder y riqueza, conducen una historia que lleva a la aniquilación de la humanidad. Ese es el pensamiento de Letravio de Zingolo, estadista medieval y protagonista de la historia.

     Como preámbulo, pongo a disposición de los lectores el prólogo de Sir Arthur Collins Phillips, el arqueólogo que descubrió los restos de Letravio y por el cual se conoce esta historia. Espero que os guste el libro, de la misma manera que os ha gustado el blog. Últimamente, por problemas de tiempo, que justifico en la redacción del libro, la calidad de este blog se ha mantenido gracias a las aportaciones de Luis Pérez Armiño. Prometo, a partir de ahora, tener una participación más activa. Sin más preámbulo os dejo el prólogo de esta historia. Gracias a todos por seguir fieles a este proyecto.

Atentamente: Andrés Calzada






Proemio

Estimados amigos:

           Aquel que decida dedicar su vida a la arqueología debe de saber enfrentarse a las decepciones y estar preparado para sobreponerse a las adversidades. Antes de proceder a excavar un yacimiento se requiere un gran estudio, de años inclusive, y no por ello se garantiza el éxito. Pero como en todos los trabajos, la disciplina y la constancia acaban otorgando satisfacciones; el premio final a tanto esfuerzo.   
         A lo largo de mi dilatada vida como arqueólogo pocas veces había tenido una recompensa tan gratificante como el hallazgo del mausoleo donde descansaban los restos de un ser anónimo hasta el momento, pero que debió tener un papel relevante como político y legislador en el tiempo y espacio que le tocó vivir. Un hombre que con el tiempo fue olvidado por sus propios coetáneos y por la historia. Así venía a decir en la lápida que presidía el mausoleo: “Delante de este altar yace Letravio de Zingolo, hombre sabio en un mundo que desprecia la sabiduría”. El hallazgo me dejó sorprendido por lo inusitado del mismo, debido a que en aquel tiempo y en aquella zona geográfica ni siquiera los reyes reposaban en mausoleos.
            El mausoleo encerraba una notable colección de pinturas, tapices y objetos de orfebrería, entre otros hallazgos de incalculable valor. Pero lo más significativo, en mi opinión, de todos los tesoros hallados en la misteriosa cripta era una compilación de libros, legajos y documentos varios, inéditos o desconocidos hasta el momento. Todos los textos estaban redactados en latín y firmados por Letravio de Zingolo, nombre que aludía también a la inscripción de la lápida mortuoria. He de comentar que no di cuenta del incalculable valor literario hasta mi regreso a Londres, donde procedí a traducir los textos a la lengua madre. Pude entonces constatar quién era Letravio de Zingolo, la repercusión que había tenido en su momento y como sus revolucionarias ideas se habían estampado contra el muro de la intransigencia imperante en aquella época. Lo cierto es que tras el olvido dejó un maravilloso legado que incluía El ostracismo de Caronte; de los albores a las tinieblas, obra que presento y de la que voy a intentar a continuación dar una interpretación lo más objetiva posible, fundamentada en el estudio que he realizado sobre este autor.
            El ostracismo de Caronte; de los albores a las tinieblas es una miscelánea de cuentos, fábulas y relatos que tienen una moraleja en común, la visión pesimista de la naturaleza humana y su continuidad en el tiempo. El hombre, desde su origen, ha estado poseído por la maldad, incurriendo constantemente en el error sin aprender de él por los siglos de los siglos. Es justo entonces que ante una falta de enmienda sea necesario un severo escarmiento. Un castigo que habría de venir de un poder superior al mortal y que acabara con toda la humanidad, finalizando así con el mal proferido. Sin embargo, el autor deja abierta una pequeña puerta al optimismo, un pequeño ápice de esperanza que pasa ineludiblemente por el reconocimiento de culpas y la redención de las mismas. Puede encontrarse este optimismo en algunas de las fábulas y algunos de los cuentos que reflejan los valores positivos del ser humano o, sino positivos, muestra un comportamiento natural del hombre, sin buscar su lado más oscuro.
            Es importante tener en cuenta el contexto en el que Letravio escribe la obra. Los orígenes de Letravio son inciertos, algo que por otro lado era normal en una época en la que la documentación escrita estaba al alcance de muy pocos. Tampoco él en sus documentos deja testimonio alguno, que pueda considerarse como fiable, de sus orígenes; vagas conjeturas, pequeños indicios, pero nada concluyente; o por lo menos hasta donde yo he leído de su amplia bibliografía. Se podría asegurar que apareció de la nada para revolucionar el mundo en el que vivía. Entró como consejero en la corte del apático rey de Bóxtica, Falsofón Barba-Ra, y en poco tiempo se convirtió en el auténtico gobernante del reino, a excepción de la hacienda, que era controlada con celo por el monarca.
            Su gestión política podía considerarse como un continuo enfrentamiento contra los poderes establecidos y un sistema injusto y arcaico que evitaba el desarrollo del país. Defensor de la cultura, docto e ilustrado, buscó con ahínco que todo ciudadano tuviera acceso a las letras, pero chocó contra los sectores tradicionales de la sociedad y sobre todo con la Iglesia, en una época en la que esta había tomado las riendas de la vida política y social. Adelantado a su tiempo, Letravio trató por todos los medios separar la vida espiritual y terrenal y orientó todos los esfuerzos en aislar el poder religioso del poder civil. Su política se tradujo en un periodo de bienestar y progreso, pero se había granjeado el odio de nobles y eclesiásticos, que esperaban pacientemente su momento para actuar. Ese momento no se hizo esperar mucho y cuando Falsofón aceptó el “protectorado” del Imperio, en realidad la venta del país, las nuevas directrices exigían la vuelta del antiguo sistema. Letravio, a pesar de sus intentos de controlar la situación, quedó sin poder alguno y con un cargo meramente nominal, mantenido por un tiempo en base a una promesa realizada por el Emperador a Falsofón, y en el momento que venció tal acuerdo, se le retiró de la vida política, quedando relegado a ese ostracismo que referencia su obra. Toda su vida política queda relatada en su biografía: Solsticio de invierno, compuesta por tres tomos.
            Sin tener muchos datos que confirmen mi postulación, puedo asegurar sin miedo a equivocarme que fue a raíz de esa situación de olvido y defenestración cuando se comienza a fraguar la idea de El ostracismo de Caronte. Letravio asegura que una noche recibió la visita de Apolo. La deidad se apoderó de su sueño para anunciarle que el fin de la humanidad estaba cercano. La codicia y la petulancia del hombre habían sobrepasado límites inaceptables y este debía ser castigado con la desaparición. Zeus había tomado una decisión que parecía irrevocable; mas surge ahí, vamos a llamarla así, la “sorpresa” de Letravio. A pesar de que la orden del padre de los dioses es categórica, Letravio, al final del libro, deja abierta una vía a la esperanza que pasa por la rebelión de Apolo contra su padre. No se sabe que le hace pensar en esa posibilidad, lo cierto es que describe a Apolo como un dios amante de la belleza, el arte y la perfección, y conecta ese pensamiento con la adoración que siente la deidad por la imperfección humana. Ante los ojos de Apolo la imperfección humana está dotada de una característica especial que le confiere una extraña y, bajo mi punto de vista más que cuestionable, perfección. Todo ello lo argumenta con una serie de reflexiones, que supuestamente extrajo de su estudio del mundo clásico y los viajes a Grecia. Unas reflexiones que para un hombre de mi época están exentas de la más remota lógica y en ocasiones suenan descabelladas. Él cree conocer la naturaleza de Apolo hasta el punto de arriesgarse a emitir afirmaciones, sin ninguna base lógica, sobre la salvación de la humanidad.
              Me gustaría hacer especial énfasis en la situación personal de Letravio, que yo interpreto como una situación complicada que le induce, seguramente de forma inconsciente, a la aparición de Apolo en sus sueños. Así es como nace el libro que a continuación tendrán el privilegio de leer; de una visión cosmogónica y apocalíptica de Letravio de Zingolo. Una visión que por otro lado deja muchas dudas, ya que Letravio, antes de la supuesta revelación, prodigaba el ateísmo. Quizás sea posible establecer una conexión lógica entre su férrea convicción en las leyes naturales y su revelación cosmogónica; posiblemente asentada en una remota duda acerca del origen del hombre, unida a la incertidumbre que se plantea en su propia vida. Letravio en un momento determinado cuestiona su propia filosofía, pone en duda el orden teológico por miedo, en mi opinión, al vacío, al olvido, en definitiva a la nada. Surge paralelamente al misterio de la muerte y el olvido la idea de la monstruosidad humana, la innata maldad que asola al humano. Horrorizado se percata de las aterradoras afrentas que el hombre llega a cometer contra su prójimo, obsesionándose hasta rozar la locura. Es esa locura la que le lleva pensar que tales actos, que toda la aberración que ejerce el hombre sobre su prójimo y el resto de seres que habitan la tierra, queden sin castigo. Jamás consideró que ese castigo divino pueda venir del dios de los cristianos, al que niega por incoherente y busca amparo en el paganismo, concepto de la época que hacía referencia a los adoradores de las divinidades greco-romanas.
            Para refrendar esta hipótesis del apocalipsis, Letravio de Zingolo, hombre póstumo a la realidad greco-romana, recoge una serie de cuentos, relatos y fábulas, además de algún poema, de aquella lejana época, pero cuya moraleja es aplicable en su propio contexto en el habita. Quiere con ello demostrar que el hombre no ha cambiado desde sus inicios. Sigue cometiendo los mismos errores y barbaridades sin tener, en ningún momento, propósito de enmienda. Letravio inicia una serie de viajes a Grecia en busca de relatos y cuentos, ya sean de tradición oral o escrita, pero principalmente buscando la literatura popular. Desprecia las obras de los grandes autores por considerarlas ausentes de la realidad humana; a pesar que en sus reflexiones personales hace referencia a algún autor clásico, cito a Platón y su mito de la caverna. A pesar de su idea original de buscar historias pertenecientes a la antigua Grecia, no desprecia textos de origen romano, incluso del medievo; época a la que pertenece Letravio. Es por ello que a lo largo de “El ostracismo de Caronte” se encuentre la nomenclaturas, tanto griegas y romanas, enfrentadas. Esto puede apreciarse en como aparecen indistintamente los nombres de moiras, nomenclatura griega, y parcas, nomenclatura romana. Si bien hay que decirlo todo, Letravio ha procurado conservar la nomenclatura griega en todo lo posible, por lo que dichos casos son bastante infrecuentes. También quiero advertir que muchos de los cuentos, relatos y fábulas han sido modificados en su estilo por sucesivas transcripciones que agreden la originalidad de los mismos. Letravio contó con ayuda para copiarlos. Lo mismo ocurre con los cuentos y fábulas de tradición oral; ya que han sufrido modificaciones a lo largo de los siglos. Yo mismo me he visto obligado a redactar de nuevo varios textos por darle un sentido lógico e inteligible. Algunos de los textos mantienen con cierta fidelidad su estilo primigenio, otros, como ya he citado, han sufrido plausibles variaciones estilísticas; pero todos conservan intacto su mensaje.
              Una cuestión, dentro de este contexto, que me gustaría anotar es el hecho de que el autor fue celoso en su trabajo. Consciente del mensaje que debía de transmitir, de la dificultad de su misión, no quiso dejar ningún aspecto sin definir. Era descabellado dar un mensaje pagano de semejante trascendencia en un contexto cristiano, y más siendo este contexto el medieval; por lo que orientó parte de su esfuerzo en explicar la naturaleza y el origen de la divinidad greco-romana. El propio desarrollo de “El ostracismo de Caronte”, creaba la necesidad de conocer quiénes eran aquellos que les iban a castigar de semejante forma y porqué lo iban a hacer. Hay que entender que no es un griego antiguo quien escribe el libro, ni tan siquiera un romano. Hablamos de un hombre localizado en la época altomedieval y que trata entender un mundo que le era totalmente desconocido hasta entonces. Aunque sí que encontramos ciertas contradicciones en su forma de transmitir. Intenta hacer extensible un mensaje para el hombre de su época y sin embargo la introducción a la mitología griega está redactada en un lenguaje más propio de la antigua Grecia que de la realidad medieval. Esto se puede explicar con el hecho de que Letravio es un ególatra al que gusta dejar ver su capacidad intelectual.
                 Antes de dejarles con este apasionante libro, me permito la licencia de sugerir que no se tomen los textos como un tratado teológico, ni mucho menos como históricos, no es el fin de estos. Tampoco se ha de cuestionar la lejanía temporal existente entre unos y otros, pues todos, con diferentes diálogos, cumplen un mismo fin, advertir al hombre. Han de tomarse como lo que son, cuentos, fábulas y relatos que llevan aparejados una moraleja de la que sí se puede extraer esa sabiduría innata que tienen los relatos populares. Una moraleja que perdura en el tiempo y que advierte de errores que se llevan cometiendo durante siglos y de los que no se acaba de aprender la lección. Esa insensatez es la que dará lugar al exterminio.
              Por otro lado aconsejo no buscar una lógica en las circunstancias que llevaron a Letravio a recopilar los distintos cuentos y fábulas, sería un error. Hay que tener en cuenta la situación mental por la que pasaba el autor; sino perturbado, tremendamente deprimido y presto a entregarse a cualquier situación, por excéntrica que esta fuese, que le concediera un poco aventura y rompiera con esa inactividad que le estaba destruyendo. Opino que “El ostracismo de Caronte” debe de afrontarse desde una perspectiva lúdica, didáctica e instructiva, atendiendo a la moraleja y disfrutando del libro. Seguramente el fin de la humanidad no está tan fijado como expone Letravio, pero sí que acierta en que el comportamiento del hombre está muy lejos de ser el correcto y deberíamos hacer algo por enmendarlo.

            Espero que disfruten de “El ostracismo de Caronte” de la misma forma que yo lo he hecho.




                                                      Sir Arthur Collins Phillips


 

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