Estimados
Sres. Capitanes Regentes, los que corresponda, de la Serenísima República
de San Marino:
En
primer lugar espero que disculpen toda omisión a una posible presentación de mi
persona. Considero que la firma de esta misiva es motivo suficiente para darme
a conocer ante Uds. y así poder exponerles mi petición que, a continuación,
procedo a relatar haciendo hincapié en las causas que me llevan a la
postulación que vengo a reclamar, si tienen a bien, de su parte.
Exposición
de motivos
Podría
afirmar con toda seguridad que Europa vive una época de angustia sombría y de
futuro incierto. Lo poco que mi corto entendimiento me deja entrever en toda
esta cuestión agobiante de la crisis es que existe una serie de países deudores
frente a otros países acreedores. Es decir, la tradicional dicotomía Norte –
Sur que puede observarse a nivel mundial, con algunas excepciones, se ha
reproducido a escala continental en nuestra vieja tierra europea. Así,
distinguimos un sur pobre en torno al eje mediterráneo frente a los países del
norte continental que, pese a algunas tribulaciones, han sabido mantenerse en
pie frente a los envites financieros y especulativos (en parte porque muchos de
estos ataques provienen y tienen su sede en estos mismos países). La
consecuencia lógica y fatal del asunto es un auge de nacionalismos excluyentes
que tienden a una progresiva radicalización. En este sentido, me voy a atrever
a citar a Arthur Schopenhauer cuando afirmaba, con gran razón y cordura,
aquello de:
Todo imbécil
execrable, que no tiene en el mundo nada de que pueda enorgullecerse, se
refugia en este último recurso, de vanagloriarse de la nación a que pertenece
por casualidad
En
este momento, creo conveniente dejar constancia de mi más profundo temor, un
miedo casi atávico, a todo aquello que signifique nación, patria o nacionalismo. Sea éste centrípeto o
centrífugo, periférico o céntrico, excluyente o incluyente; cualquier forma de
nacionalismo y/o regionalismo barato, inculto, soez, miserable, ruin e
ignorante hasta la saciedad, basado en la superstición más execrable y
condenable, me produce un fuerte rechazo.
En
este punto, quizás conviene que les ponga sobre aviso en torno a un particular
muy propio del gusto hispánico. Hace ya tiempo que Miguel de Unamuno
consideraba lo siguiente:
El nacionalismo es la
chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia
Y
es que precisamente en nuestro querido país, o Estado, o como quieran
titularlo, abunda este tipo de intelectualoides
que sabiéndose poco se vienen a más y creen que han desentrañar los secretos de
una historia que únicamente ellos son capaces de leer en antiguos legajos y en
extrañas piedras cuyas caracteres y grafías ya se han borrado al mismo sol que
luce para todos, los de aquí y los de allá. Y evidentemente, en estos tiempos
de incertidumbres, lo básico, entendido en lo elemental y peyorativo del
término, es tratar de disfrazar y edulcorar crisis económicas y pésimas
gestiones públicas y políticas escondiéndolas bajo las alfombras relucientes de
unos nacionalismos y regionalismos arcaicos, desfasados, excluyentes y sin
sentido (Insisto, me refiero a todos: centrípetos y centrífugos). Sin duda,
cuando dentro de siglos se estudie con algo más de rigor nuestro momento
histórico, los futuros investigadores se llevarán las manos a la cabeza y no
podrán dejar de exasperarse ante la estupidez desplegada por unos y otros en
nombre de banderas, países y regiones que si alguna vez existieron, en la
actualidad duermen el sueño de los justos.
Por
eso, expongo y solicito:
Excelentísimos
Sres. Capitanes Regentes de la Serenísima República de San Marino: ruego que
consideren mi solicitud de asilo en su pequeño pero muy digno país, la
República democrática más antigua de toda Europa, donde creo que podré
desempeñar algún tipo de actividad y generar unos beneficios tanto para las
instituciones a las que solicito refugio como para mi mismo.
Esperando
que tengan en cuenta mi humilde solicitud, se despide atentamente a la espera
de sus noticias
Luis
Pérez Armiño
Yo había pensado en Andorra, pero ahora me decanto más por San Marino que tiene playa más cercana...
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