martes, 29 de enero de 2013

Donde dije digo…

           Después de más de un año en el poder, el Gobierno comienza a darse cuenta de lo que era evidente. La política rácana de “recortazo”, lejos de solucionar el problema, lo que ha hecho es fomentar la pobreza, la miseria y la desdicha. En el transcurso de este periplo político, el PP deja a sus espaldas casi seis millones de parados, miles de embargados, una masa obrera despojada de su dignidad y a merced del empresario, una sanidad y una educación que avanzan inexorablemente hacia la privatización y un futuro inmediato para España desolador, entre otras muchas circunstancias más, que por falta de tiempo vamos a omitir.
           La política insolidaria del Gobierno ha dejado patente que por encima de cualquier interés común están los intereses particulares, los intereses de bancos y grandes empresas, hacia los que se han volcado todos los esfuerzos; ni siquiera han hecho esto bien. Al igual que antaño le pasó al PSOE, el PP ha demostrado una inutilidad e ineficacia, a la hora de enfrentarse con los problemas, dignas de ser gravadas a fuego en los anales de la historia. Pero la diferencia entre unos y otros reside en que mientras el PSOE simplemente eran unos inútiles, en el PP, además de ello, se ha disfrutado, de otra forma no se explica ese comportamiento, demarcando bien cuáles son los límites entre hombre-pobre y hombre-rico. Pretenden acabar con la clase media, dejando únicamente dos clases sociales. Por un lado, los que disfrutan de las regalías y mercedes del Gobierno. Por el otro, los que tenemos que soltar hasta el último euro para financiarlo.
           Parece ser que el PP, parafraseando a Nietzsche, ha estado mirando durante mucho tiempo al abismo y ahora este le devuelve la mirada. El Gobierno "recula" y sibilinamente comienza a virar su política. Rajoy se ha dado cuenta que no va a salir del “agujero” únicamente a base recortes, y por ello ha suplicado a Merkel que Alemania favorezca medidas económicas que fomenten la economía y el desarrollo. Tarde, mal y nunca, como es norma entre los dirigentes que ha tenido nuestro país. En fin, para que extenderse más en un tema archiconocido por todos. Es un despropósito que se siga votando a estos sujetos, macabras marionetas del sistema neoliberal, y pensar que se vive en Democracia. La Democracia es una absurda utopía en el mundo del euro, pues son los mercados quienes tienen la soberanía y no el pueblo.   

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