Quizás alguno pueda pensar que exagero al decir que la
situación actual del pueblo español no dista mucho de la que imperaba en la
edad media. Pero si me ciño a ciertos aspectos globales no puedo por menos que
pensar que la Democracia es tan solo un vocablo vacuo y carente de sentido
lógico. Se supone que tenemos el poder, que el pueblo es soberano, sin embargo en
estos momentos de dificultades todo el Sistema se pone al servicio del “señor
feudal”, que en este caso es quien tiene el dinero. Y para ello se pasa por
encima de la voluntad del ciudadano, el que, en teoría, tiene la potestad de
decidir. Si hay que hacer algún tipo de esfuerzo lo va a hacer el de siempre,
el que apenas tiene para sustentarse. Mientras, los que generaron el problema,
quienes comenzaron esta sangría, esperan plácidamente a que se les dé una ayuda
indigna y que no merecen, a costa del sufrimiento de toda una nación.
El Gobierno ha demostrado ampliamente lo poco que le importa
la situación de sus ciudadanos. Hoy el Ejecutivo ha coqueteado, por primera vez
desde que gobiernan, con la verdad. La ministra de empleo ha afirmado que no se
empezarán a generar puestos de trabajo hasta finales del 2013. Por supuesto
ellos lo han tomado como un éxito, han afirmado que esto es gracias a la “genial
política de recortazo y salvaguarda del sistema financiero” que han llevado a
cabo. Como ya estoy “hasta el gorro” de arremeter contra la vejación y la
crueldad a la que nos tienen sometidos, solo quiero hacerle una pregunta a
Mariano “el Reformero”: Ese millón y pico de familias que están viviendo en el
umbral de la pobreza, ¿de qué van a vivir todo este año que queda hasta que la
situación empiece a encaminarse? Eso contando con que las predicciones sean
correctas, pues tal y como se acostumbra desde la Moncloa a mentir, ese 2013
pueda ser un 2014 o 15.
Personalmente pienso que la docilidad de la población
española toca su fin. Y no hay más que reprocharles que el hecho de que no se
hayan revelado antes. Cada vez son más y con mayor frecuencia los que se
atreven a tomar las calles para protestar. Ya no solo son Cataluña, Euskadi o
Navarra los que se atreven a decir que no quieren seguir unidas a España, otras
comunidades tradicionalmente españolistas como la valenciana comienzan a enseñar
los dientes y, sinceramente, no se les puede recriminar nada. Resulta paradójico
que el partido que más reivindica la unidad nacional sea el que mayores
aportaciones realice a su desestabilización.
Con toda esta situación que nos rodea y que se agravará, y
mucho, cuando se pida el rescate, solo se le ocurre a una parte de la población
sacar el orgullo ante el reportaje del New York Times en el que deja entrever
la miseria española ¿Qué nos importa lo que piensen los demás? ¿No es más
importante frenar esta política que nos está desangrando? Es cierto que el
reportaje es un poco exagerado y falto de perspectiva, pero en esencia es real.
Lo que hay que hacer es poner los medios para que nadie pueda volver a dar esa
impresión de los españoles y desde luego esos medios pasan por sacar, como se
hizo en Islandia, a todas las alimañas del poder, para luego pedirles
explicaciones en un banquillo de acusados.
Lo que nos están haciendo pasar es una auténtica canallada,
pero aunque parezca mentira aún se puede estar peor, solo hay que mirar al país
heleno. Los griegos permitieron que gobernara la incompetencia al servicio de los
intereses del euro y solo hay que ver como han terminado. No se si todavía
estamos a tiempo de dar marcha atrás con el rescate financiero, con el rescate
público y con todas las medidas al servicio de los villanos, pero tomemos
conciencia de la moraleja del cuento griego. La deuda española se ha generado
con la mala gestión de los políticos, tanto del Gobierno Central, como de
comunidades y municipios, y con los abusos financieros de bancos y cajas,
empresas privadas, sean pues todos los responsables los que respondan. No dejemos que se sigan aprovechando de nuestros miedos.
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