lunes, 8 de octubre de 2012

Un rapto de Helena (primitivo)

Hubo un tiempo, hoy glorioso, donde el desconocimiento, que no la ignorancia, se solventaba con enormes dosis de imaginación. Una creatividad que no dudaba en sobrepasar los límites de la supuesta veracidad científica para otorgar credibilidad a sus obras. Y así, cuando los datos no podían ser corroborados, las ausencias se cubrían con suposiciones y fabulaciones para intentar tejer relatos coherentes de tiempos ya pasados.

Paul Jamin participó en el Salón de París del año 1888 con su obra El rapto – Edad de Piedra (hoy en el Museo de Bellas Artes de Reims). Una realista imagen que trata de dar luz, de forma un tanto fantasiosa, a lo que se suponía una escena corriente – a la luz del número de veces representada por otros artistas- de la Prehistoria humana según se entendía a finales del XIX. Dos musculosos hombres luchan por una bella mujer desnuda que se resiste a su secuestrador. La violenta escena se encuadra en un bucólico paisaje montañoso.

Fuente: http://www.archive.org/stream/salonillustr00soci#page/n43/mode/2up
Los personajes que protagonizan la escena son dos hombres musculosos más relacionados con los modelos miguelangelescos que con nuestras actuales percepciones en torno al hombre primitivo. Mientras tanto, la mujer secuestrada luce toda su belleza femenina, más parecida a cualquiera de los modelos empleados durante siglos para representar la hermosura griega.

Un simple análisis formal de la obra nos remitirá a la formación académica de este pintor francés. Junto a otros artistas hizo de la Prehistoria un género pictórico. Sin embargo, fue incapaz de desprenderse de ese halo clasicista que impregnaba todo lo que salía de la Academia de Bellas Artes de Francia. La escena prehistórica, con toda la supuesta brutalidad que Jamin le imprime, se basa en las suposiciones derivadas de los hallazgos de la ciencia prehistórica. Todo ello aderezado convenientemente por la fantasiosa imaginación del artista y condimentado con su formación academicista. Más que una escena prehistórica, parece que asistimos a un rapto de Helena dentro de la más pura tradición clásica.

Uno de los aspectos más cruciales del cuadro está representado por el papel femenino. La mujer parece ser algo que pueda ser sometido a la esclavitud de una forma brutal, aceptando el designio establecido por el vencedor de la cruel contienda. Pero en definitiva, no es sólo la mujer de la “Edad de Piedra” la subyugada a la brutalidad del hombre. Es la mujer de todos los tiempos sometida al principio de dominación masculina mediante el empleo de la violencia.

Jamin trataba de pintar la Prehistoria. De hecho, es conocida su exactitud y la rigurosidad en sus métodos de trabajo. Sin embargo, y cómo bien recuerda Philippe Dagen en el catálogo científico de la exposición “Venus y Caín. Nacimiento y tribulaciones de la Prehistoria en el siglo XIX”, no es menos cierto que estos artistas no podían escapar de su propia sociedad. Y quizás, consciente o inconscientemente, sus cuadros, sus dibujos o sus ilustraciones, concebidas para mostrar al gran público la fascinación por una época tan distante y enigmática, no hacían más que mostrar a los espectadores como eran ellos mismos: violentos, salvajes, machistas, en definitiva, destructores.

Luis Pérez Armiño



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