Se ha dado un golpe sobre la mesa y Europa se ha parado a
escuchar, una gran victoria política. España se ha salido con la suya. El
rescate financiero es beneficioso y positivo para el futuro de España, además
se ha conseguido en unas
condiciones muy ventajosas. Con este dinero se van a sanear los bancos y van a
empezar a dar créditos a porrillo a todo aquel que quiera constituir una
empresa. Podremos llegar al millón de nuevos emprendedores que con el tiempo
darán trabajo al resto de la población. España volverá a vivir esos tiempos gloriosos
de comienzo de siglo. Todos seremos felices en la nueva España, un país idílico
forjado gracias al sector financiero. Este
es el mundo de la gominola que nos pretende hacer ver el Gobierno.
España está asfixiada y no hay dinero porque se le ha dado a
los bancos. Ese dinero repartido es insuficiente, por lo que se pide un
macrocrédito a Europa para que nuestro amigo el banco se recupere. Los
intereses que va a generar ese macrocrédito lo pagará el sufrido contribuyente.
No hay suficiente dinero por lo que hay que aplicar nuevos recortes y subidas
de impuestos. Hay muchos desempleados, demasiados, y no hay expectativas serias
de que esto cambie. Los índices de pobreza en España se han disparado, una
situación alarmante para un país “desarrollado”. Las consecuencias de la política
del Gobierno en el Parlamento Europeo se resumen en una pérdida de autonomía y
una mayor injerencia de Europa en los asuntos internos de España; como nos han
dejado dinero nos van a vigilar a conciencia. Este es país que percibo yo.
Ya nos está empezando a salir caro el rescate financiero.
Europa ha otorgado más poder para el Banco de España, bajo tutela del Banco
Central Europeo, a costa del Gobierno. Perdemos autonomía y llegará un momento
en el que las decisiones importantes no se tomen en Madrid.
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