sábado, 5 de mayo de 2012

Dart y los dos errores. El que al final fue...


Los comienzos del siglo XX se iniciaron con una vertiginosa carrera cuya meta era el descubrimiento de cualquier dato, cualquier resto o fósil, cualquier información que pudiese arrojar algo de luz sobre un tema tan en tinieblas como era el de la evolución humana. En una época donde la ciencia todavía tenía que superar gran cantidad de barreras ideológicas, aspectos relativos al evolucionismo y sus implicaciones todavía podían ser fuente de encendidos debates.

Dart, uno de los eminentes investigadores que abrieron camino con su trabajo a la paleoantropología, tuvo que hacer frente a estas dificultades, cuando sus teorías e investigaciones en torno al Australopithecus fueron rechazadas. Sólo el tiempo pudo otorgar razón a los nuevos esquemas evolutivos propuestos por Dart. Sin embargo, otras de sus teorías han sido desmontadas de forma irrefutable.

El hallazgo del “Niño de Taung” provocó un error en la interpretación que Dart hizo del contexto donde se habían localizado los restos. Según el investigador, el Australopithecus africanus habitaba zonas de cueva, dedicándose a la caza de pequeñas presas, con lo que sería capaz de desarrollar determinados instrumentos, generando un modelo clave en el que el bipedismo jugaba un papel fundamental dentro del proceso evolutivo. Este teoría la sustentaba en base a la aparición de determinados restos que interpretaba como manipulados por el Australopithecus.

Incluso, llegó a considerar la existencia de una antiquísima industria que denominó como osteodontoquerática. Es decir, una industria realizada por estos primigenios homínidos sobre objetos de hueso, dientes o cuernos. En definitiva, sobre materiales perecederos de los que no quedaría constancia por las dificultades de conservación en el registro arqueológico: materiales orgánicos como los restos óseos, la madera, etc.

Sin embargo, posteriores estudios contrastaron los datos ofrecidos por Dart apuntando a un error de interpretación de las evidencias fósiles. Según Dart, los Australopithecos se habrían dedicado a la caza de pequeñas especies animales. Su aprovechamiento habría generado un depósito de restos desechados en los yacimientos. Sin embargo, posteriores exámenes taxonómicos de los restos han demostrado que el yacimiento más bien podría interpretarse como un cubil de hienas, proponiendo que el Australopithecus, en todo caso, podría haber sido víctima y no ejecutor. De hecho, la manipulación que presentaba los restos óseos localizados no era tal, siendo más bien marcas de descarnado debidas a la acción de los carroñeros sobre los restos de huesos.

La industria osteodontoquerática pasó a mejor vida. Y habría que esperar a los descubrimientos de industrias líticas, de extremada sencillez, en Olduvai, en la zona de Etiopía, para confirmar las primeras herramientas manufacturas por homínidos, con antigüedades superiores a los dos millones de años.

Luis Pérez Armiño


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