domingo, 27 de mayo de 2012

Las focas neandertales


Cualquier afirmación que se haga en tema tan resbaladizo como el del arte paleolítico, más si es referida a cuestiones como sus orígenes o autorías, debe hacerse con todo tipo de cautelas. Todo son suposiciones que se pueden sustentar en unas bases más o menos fiables desde el punto de vista metodológico, pero cuya aceptación debe responder a un cuestionamiento crítico de los datos ofrecidos así como de los métodos y técnicas empleados para conseguirlos. Hace relativamente poco, a principios del mes de mayo, se dio a conocer una noticia que, de ser cierta, revolucionaría un campo tan discutible y problemático como el relativo a la evolución humana: la posibilidad de formas artísticas debidas a la mano del Neanderthal.

Situándonos en el contexto, los datos provienen de Nerja, en la provincia de Málaga. La cueva de Nerja constituye una de las estaciones con arte paleolítico situadas más al sur del continente europeo. En conjunto, se ha descrito una interesante presencia de muestras de arte rupestre que correspondería a dos momentos: según la cronología absoluta, un primer grupo tendría unas fechas de entre 20.000 y 16.000 años antes del presente; y uno segundo, posterior, fechado en torno a hace 12.000 años (habría que añadir otros conjuntos encuadrados dentro de periodos más recientes de la Prehistoria). La cueva destaca por la variedad tanto estilística como temática de sus manifestaciones. Aunque siempre llamó la atención un conjunto de seis pisciformes en uno de los camarines más profundos y ocultos de la cavidad.

Son estas últimas representaciones las que han levantado la polémica. En primer lugar, han sido identificadas como focas. El dato en sí no es más relevante y no suscita ningún interés en particular, ya que las representaciones de focas son conocidas en otras estaciones de arte rupestre. Sin embargo, el dato problemático deviene de su supuesta cronología. Recientes estudios y análisis cronológicos de restos de carbón aparecidos al pie de las pinturas podrían datarse con una antigüedad entre los 43.000 y los 42.000 años. De existir una relación entre las pinturas y los restos del carbón, y de ser exacta la calibración cronológica, estaríamos ante unas focas neandertales (más bien pintadas por ¡neandertales!).

La noticia tendría un especial calado e implicaría la suposición de una capacidad estética al hombre de Neandertal que hasta el momento sólo se pensaba y se consideraba como un rasgo definitorio del Homo Sapiens Sapiens. Las implicaciones de esa cronología son más que evidentes.

Sin embargo, los datos deben ser manejados con mucha precaución. Las muestras fueron recogidas de unos restos de carbón que aparecieron en el suelo a unos diez centímetros de las pinturas. Es decir, no existe una cronología para las pinturas propiamente dichas. En todo caso, los investigadores deberían ser capaces de establecer la relación entre la muestra datada y las pinturas de las focas, cuestión más que complicada. En todo caso, es un asunto sujeto a mera suposición.

Sin ser experto en la materia, me parece totalmente cuestionable la atribución de una relación entre unos restos de carbón aparecidos al pie de las pinturas y las focas representadas. Es una aventurada suposición cuyo último fin, quizá, pueda ser atraer la atención sobre un yacimiento de importancia tan destacada como el que alberga la cueva malagueña. En época de crisis económica, las disciplinas humanísticas suelen ser las primeras en caer en las sangrientas batallas de los recortes. Y en la guerra, está claro, todo vale. Pero como en el caso de las focas neandertales, todos son suposiciones.

Luis Pérez Armiño


No hay comentarios:

Publicar un comentario