Esta historia está dedicada a aquellos que hablan del
pueblo sin conocerle, que predican con una gracilidad pasmosa sobre los
intereses comunes y la unidad del hombre en un mundo solidario. Son estos, que
parecen inocentes, los que mayor peligro acarrean cuando “cuelan” su discurso. Aquí
presento a la versión más hipócrita de la sociedad, los que juegan con las
ilusiones de los más pobres para enriquecerse a costa de ellos. Ocultos tras su
máscara, se han apoderado de los valores del obrero, y se han diluido con los
que sí luchan por el pueblo. No es tan difícil desenmascararlos, pues apestan a
terror, odio y penumbra.
Una
regla en común que
tienen todos estos sucios es la de tratar al pueblo cual borregos.
Cuentan con
una virtud increíble, que, junto con la verborrea, les otorga el éxito
en su
misión. Esta cualidad, por mi parte inexplicable, reside en el hecho de
ser
creídos y aceptados por sus víctimas. Llevan, o buscan llevar, una vida
de lujo,
con unas ciscunstancias muy distintas la de ese pueblo “al que
defienden”. El sufrido pueblo
tiene otra realidad diferente e incomprensible para estos postineros que
sin embargo logran convencerles de sus sucios sueños. De no ser por el
daño que hacen,
es para reconocer su mérito. ¿Cómo pueden hablar de hambre con esa
convicción
si nunca la han tenido?
El “modus operandi” para llegar al poder se basa en dos tácticas a seguir: la natural o táctica deseada, y la de emergencia. La
primera es grácil y sutil y consiste en engrosar su base de votantes o de afines
a su causa, para dotarla de fuerza. El apoyo popular es imprescindible. Las armas utilizadas parten de una ingeniosa y
envolvente campaña que predica la igualdad, la libertad, la justicia, la
honestidad,…, siendo conscientes de la inexistencia de tales valores.
La segunda táctica, cuando ya se tiene el poder o una fuerza suficiente para conseguirlo, consiste en escupir sobre los falsos valores que predicaron anteriormente. Aquí se les empieza a ver el verdadero rostro, cuando ya es demasiado tarde. Es importante la utilización de herramientas persuasivas como la represión, la censura, la mentira, el exterminio y la envidia. Una envidia que camuflan en hermosos sueños, pero en realidad son sueños de postín a costa del incauto y el débil, al que dicen proteger. Lo normal es, a no ser que se complique la situación, seguir la línea pacífica todo lo posible, siendo la mentira el instrumento más utilizado.
La segunda táctica, cuando ya se tiene el poder o una fuerza suficiente para conseguirlo, consiste en escupir sobre los falsos valores que predicaron anteriormente. Aquí se les empieza a ver el verdadero rostro, cuando ya es demasiado tarde. Es importante la utilización de herramientas persuasivas como la represión, la censura, la mentira, el exterminio y la envidia. Una envidia que camuflan en hermosos sueños, pero en realidad son sueños de postín a costa del incauto y el débil, al que dicen proteger. Lo normal es, a no ser que se complique la situación, seguir la línea pacífica todo lo posible, siendo la mentira el instrumento más utilizado.
Aquí es donde os digo que todo en vuestro mundo es
fachada y mentira. No es la sangre del pueblo lo que representáis en vuestras enseñas,
sino que ese color es el de la capa Satán, no intentéis confundirnos. Decís no
creer en el Maligno, porque ni siquiera creéis en vosotros mismos. Vosotros si
que adoráis a falsos ídolos. No veis más allá del poder y el dinero.
Hoy os voy a recordar vuestra miseria, esa que os
persigue desde hace décadas y que os acaba de estallar. Esa que os ha hecho
débiles, y presa de un monstruo todavía más glotón, vuestro mayor enemigo, que
en definitiva tiene vuestro mismo objetivo, pero no usa careta. Ese que os ha
privado de seguir engañando al incauto, pues ahora el incauto es suyo. Os rasgó
los galones y os degradó al nivel de rateros de bajos fondos. Pobres engendros del
absurdo y la ridiculez, que ya no sois capaces de asustar ni a un niño. Yo, un
nadie, os concedo el perdón, pues lo mismo que el bufón divierte el rey,
vosotros lo hacéis con el mundo, y necesitamos de la risa. Pero tened en cuenta,
si algún día es propicio vuestro retorno, que no lo hagáis, pues es muy cruel
jugar con el esfuerzo, las ilusiones y la miseria del pueblo. ¡Sed
honestos!, por una vez... y consecuentes..
Hay que revisar ciertas posturas y su papel en
la sociedad, pues la globalización y la política corporativa las han dejado fuera
de juego y a expensas de los buitres que utilizarán sus valores para
beneficio propio, engañando al, ya confundido por las circunstancias, obrero.
Esto
está dedicado a aquellos que se dicen representantes
del pueblo y se representan a ellos. A los que hablan de reparto para
repartir
entre ellos. A todos aquellos que habéis escupido sobre los valores de
aquella "vieja y defenestrada organización", pero la utilizáis para
lucraros. Sois igual que la Iglesia, es más, sois la Iglesia del
obrero. Para evitar las malas interpretaciones e insanas especulaciones,
no es solo lo que acaba de irse, es todo lo que reluce.
Reposición.
Reposición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario