martes, 8 de mayo de 2012

Una de cal y otra de arena


Siguiendo con el despropósito, que alumbra a nuestro querido presidente del Gobierno, Mariano Rajoy ha anunciado que se rescatará a aquellas entidades financieras que lo necesiten. Y si no hay dinero, ya se las ingeniará para sacarse de la manga otras de sus reformas que nos asfixien aún más.

Yo me pregunto, ¿cómo se puede rescatar a un banco o entidad financiera, que se encuentra en esa situación por la propia negligencia de sus directivos? Es un descaro que se les de dinero para que sigan embargando los pisos a aquellos que les han permitido que no quiebren mediante sus impuestos. Creo recordar que Zapatero ya les dio una buena suma de euros con el fin de que concedieran créditos y así fomentar la economía, pero no hubo tal créditos y obviamente tampoco hubo economía.

Usted, Mariano I el Reformero, no puede utilizar el dinero público para favorecer a sus amigos, que además son unos canallas. Ese dinero es del sufrido contribuyente, que se lo da a usted a través de sus impuestos para que consiga que deje de ser tan sufrido. En lugar de ello, se lo entrega al peor de los enemigos que tiene el susodicho sufrido contribuyente, los bancos que le ahogan con la hipoteca, los préstamos y los engaños que acometen en sus productos financieros. Los tiempos han cambiado, ¡sí señor!, no obstante, tenga usted en cuenta lo que le puede pasar a uno si exprime más de la cuenta al pueblo, o se atreve, como está haciendo, a tomarle demasiado el pelo, le dejo un ejemplo, Luis XVI.

Pero no todo son malas noticias. Alguien se ha atrevido a dar el primer paso y ha reclamado a los avaros de la sotana lo que por probidad debiera de ser. El Consistorio zamorano ha decidido gravar el IBI a todo el patrimonio eclesiástico no destinado al culto. Lo que dudo es que lo hayan hecho por justicia, sino más bien por dinero. Pero es una excelente noticia que el resto de municipios debieran de considerar. Yo creo que ya está bien de alimentar alimañas, cuando no tenemos para alimentarnos a nosotros mismos y más viendo lo poco ineficaz que resulta la función del clero.

A la cuenta del IBI les viene adosado también el impuesto sobre basuras, lógico por otro lado, pues a pesar de que tiene “limpias las almas”, los sacerdotes también generan suciedad. Deseo de corazón que este decreto municipal tenga un efecto dominó sobre el resto de consistorios nacionales. Ya iba siendo hora de poner freno a tanto favoritismo y empezar a valorar que necesitamos realmente y que no.

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