domingo, 13 de mayo de 2012

Hay que j…


Toca rasgarse los bolsillos de nuevo para poder salvar a los que más daño han hecho en este país. Pero bueno, esto no es nuevo, ya sabíamos que los partidos políticos siempre se ponen de parte del más fuerte y con ese “seso blando” que les caracteriza, se olvidan de quienes les han otorgado el poder. Las cifras que arrastran las entidades financieras, para poder cumplir con las previsiones aprobadas por el Gobierno para el saneamiento de la banca, son escalofriantes.

El problema reside en que ese capital va a salir de algún lado y no hace falta ser muy listo para saber de donde. Es decir, seguimos como idiotas pagando las locuras financieras cometidas en la década pasada. Y lo estamos pagamos todos, los que les siguieron el juego y se compraron un piso a un precio desorbitado y los que tuvieron la sensatez suficiente para darse cuenta de la extraña situación inmobiliaria que vivía España. El caso es que el rico sigue haciéndose más rico, porque consigue sacar el dinero, de una u otra manera, al pobre, que por su parte cada hace mayor gala de ese nombre.

No entiendo como el pueblo entero no se levanta contra el abuso financiero. Hay que ver como las entidades financieras se cachondean de todos. Se muestran en la publicidad como la cara amable de la sociedad, con sus “rollos de fundaciones del bien” y unos discursos que son indigeribles para todos aquellos que tienen un poco de sensatez. Son la versión más cínica de la realidad y el caso es que se les va a rescatar porque hemos fundamentado nuestra sociedad en el consumo, otorgándoles el protagonismo. Sigo pensando que hay que seguir el ejemplo de Islandia y pedir explicaciones tanto a políticos como banqueros.

Nos han transformado y nos han convertido en instrumento de su voluntad. Hace décadas los manifestantes o, incluso, los revolucionarios, eran contemplados desde una óptica romántica, desde la visión de aquellos que luchaban por un mundo mejor. En la actualidad, todo aquel que “no entre por el aro” es considerado como un alborotador, incluso terrorista. Solo hay que observar, poniendo un ejemplo más asequible y con la excusa de la seguridad ciudadana, cuantos recortes de libertad hemos sufrido en los últimos quince años. Los que protestan son considerados como ciudadanos de segunda y tratados, literalmente, a palo limpio.

Para no desviarnos del tema, aquí dejo las espectaculares cifras. Al cierre del 2012, bancos y cajas tienen que provisionar unos 84.000 millones de euros, casi nada, para hacer frente al saneamiento. Por entidades, Bankia necesita 4.813 millones de euros, el Santander 2.700 millones, Caixa Bank 2.102 millones, La Banca Cívica 1.287 millones, Unicaja y Banco Ceiss 888 millones, Caja España-Caja Duero 600 millones, etc., etc., etc.,… Vamos a ver cuantas entidades pueden cumplir y cuantas, como ya ha pasado en Bankia, vamos a tener que sanearlas todos.


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