El
arte ha ido sufriendo cierto proceso de, podríamos llamar, banalización. Hoy en
día, el arte impregna casi cualquier faceta diaria de nuestra vida social y
personal. Todo puede ser encuadrado, bajo un concepto excesivamente amplio,
dentro de la categoría del arte. Durante el siglo XX, el arte sufrió un
revolucionario proceso que consistió en la conquista de terrenos hasta entonces
vetados. Desde los primeros collages de Picasso a la conquista de la naturaleza
o de las nuevas tecnologías, el arte ha invadido todos los espacios y ha tomado
como propios todos los recursos. Hasta los más inverosímiles. Pero hubo un
tiempo en que el arte era trascendencia, o al menos eso piensan muchos.
Un
grupo de investigadores acaba de dar a conocer en “Proceedings of the National Academy of Sciences” los resultados de
un importante hallazgo científico. El yacimiento arqueológico de Abri Castanet
en la Dordogna francesa ha ofrecido entre los resultados de la excavación las
muestras más antiguas, fechadas hace 37.000 años, de simbolismo humano. Se
trataría de objetos personales de adorno, como cuentas de collares incluso
dientes y conchas perforadas, y losas de piedra caliza con grabados y restos de
pintura referentes a figuraciones animales y signos o figuras geométricas (Europa Press, 14 de mayo de 2012). Por
el momento, los investigadores confirman que se trataría de las muestras más
antiguas de actividad artística del ser humano, encuadradas dentro del
horizonte auriñaciense con la fecha ya señalada.
Por
el momento, este descubrimiento ofrece las fechas más antiguas para la
demostración de un tipo de actividad simbólica por parte del ser humano. O al
menos, una actividad de tipo estético… A día de hoy, ni la ciencia arqueológica
ni la ciencia prehistórica son capaces de desentrañar el significado último,
preciso y cierto del arte paleolítico. De hecho, las sucesivas teorías, de las
más variadas y extravagantes a las más fundamentadas y elaboradas, no llegan a
ofrecer conclusiones universalmente válidas ni aceptables al cien por cien. Lo
único cierto es que hay un tipo de actividad que, sin embargo, puede ser de
vital importancia a la hora de comprender el proceso evolutivo de la especie
humana.
Es
decir, dejando a un lado las múltiples explicaciones que se han dado en torno a
la posible significación o significaciones del arte paleolítico, lo cierto es que
su presencia o su aparición representan un hito de vital importancia dentro del
complejo evolutivo. El arte y los restos de enterramientos humanos contrastados
constituyen el primer ejemplo de comportamiento simbólico, estético o, en
última instancia, de una actitud trascendente por parte del ser humano. De
hecho, durante mucho tiempo, se consideró el arte como uno de los elementos
distintivos que configuraban el carácter del ser humano moderno frente a otros
humanos premodernos.
Sin
embargo, es imposible afirma con total seguridad la exclusividad del
sentimiento o la apreciación estética en el ser humano moderno. Son muchos los
testimonios que, siempre con cierta cautela, nos pueden indicar un intento de
apreciación estética por parte de especies pre – modernas. En muchos
yacimientos han aparecido objetos cuya única intencionalidad podría ser sólo y
exclusivamente estética. Incluso, determinadas formas de industria lítica puede
responder a esa intencionalidad estética última, donde prime más lo llamativo
de la forma que la propia funcionalidad del instrumento (por ejemplo,
determinadas formas de bifaces triangulares de gran perfección y simetría).
Incluso, algunas interpretaciones de algunos yacimientos nos pueden indicar
comportamientos simbólicos con una cierta antigüedad y siempre anteriores a la
aparición del Homo sapiens sapiens.
Sin ir más lejos, la acumulación de restos fósiles en un yacimiento de
destacada importancia como Atapuerca (Burgos) podría suponer algún tipo de
comportamiento ritual.
Como
hemos comentado, en tema tan escurridizo como este, donde juegan papeles
importantes aspectos tan resbaladizos como el simbolismo, lo ritual, lo mental
o el simple entretenimiento, la ciencia apenas puede aportar datos. En todo
caso, elucubraciones y ciertas aproximaciones siempre con la duda sobre la
razón última del arte (paleolítico).
Luis
Pérez Armiño
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