Donde las sombras se esconden está tu hogar, aprovecha en tanto la odisea terrenal.
Cuando
sobreviene la noche ya no respondes del día. Exento quedas de tu
pasado que por justo o maldito allá nada debes, la deuda ha prescrito.
En la otra ribera ves sombras, mas no temas, de lejos lo que parecen
espectros son almas, almas puras de seres queridos que aguardan tu
llegada con todo cariño. Este es tu último viaje, el más difícil, el más
tranquilo, pues al destino llegas sin duda, sea cual fuere el camino.
Por
la barca del viejo Caronte, unos antes, otros con retraso, pero no
tengas duda que todos hacen el paso. Allí, en la otra orilla hallarás
al bravo Aquiles, al astuto Odiseo o al noble Héctor, todos ellos,
igualmente, hicieron trayecto. No es tan mala la parca cumpliendo en
vida, con cuentas pendientes no hay garantías. El mundo exculpa con la
muerte la felonía, mas la conciencia insana castiga la osadía. No se
esquiva al destino, no seas infame, es en los momentos difíciles cuando
hay que ser elegante. Por tus actos serás juzgado, no por tu
conservación, pues el ser humano se mide por calidad y no por duración.
No
te preocupes de iniciar el viaje, que nadie es libre, preocúpate de
pagar el peaje. Dale su moneda al viejo Caronte, no trabaja gratis, y
no busques la compasión del viejo barquero, ya no se apiada de nadie.
Quizás algún día cruces el Aqueronte y entres en el reino de Hades, mas
cien años de ostracismo no te los quita nadie.
Esta es la simple teoría, que se vuelve compleja llegado el día.
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