Con la prima de riesgo abrazando los 600 puntos, con un
rescate parcial, financiero, o como quieran llamarlo, con una economía
moribunda y sin capacidad de reacción y unas cifras de desempleados que
asustan, el mensaje del Gobierno sigue siendo de tranquilidad. Ni siquiera el
hecho de saber que Grecia se mantendrá en el euro ha servido para suavizar la
situación, al contrario, el IBEX sigue con su particular caída libre. Que me
expliquen como se descifra ese mensaje del Gobierno ¿Tranquilidad?, ¿qué
tranquilidad?, ¿de qué me están hablando?, ¿de verdad que vivimos en el mismo
mundo? Ustedes tendrán tranquilidad, señores políticos, que son de los pocos
que cobran un buen sueldo a fin de mes.
Todo son mensajes de falsa calma, de enrarecida tranquilidad.
El Gobierno asegura que esta inestabilidad es un hecho puntual, que lo
importante es lo que ha de suceder a medio y largo plazo. Lo cierto es que
desde que empezaron a hablar de medio y largo plazo, ya estamos en ese medio
plazo y en peor situación ¿Dispondremos de más medios y largos plazos? Yo creo
que nos caemos inexorablemente al abismo del volcán.
Muchos países han elogiado las reformas del Gobierno, pero
lo cierto es que España no genera confianza. No nos ven como un país capaz de
salir por nuestros propios medios del pozo en el que estamos sumidos, solo hay
que fijarse en una prima de riesgo disparada y unos bonos de deuda pública que
prácticamente son considerados como basura por los inversionistas y que solo
colocamos ofreciendo unos intereses descabellados. Las medidas de ahorro adoptadas
por el Ejecutivo, a base del sufrimiento de la población, de poco sirven si
después das ese dinero a los bancos y aparte no se ponen medidas para
incentivar la economía. Están muy confiados en que rescatando los bancos y
cajas, estos, una vez saneados, sean los motores de la recuperación inyectando
capital por medio de créditos a pymes y autónomos y no va a ser así, no se van
a conceder tales créditos.
Por otro lado, con este “percal” económico que tenemos, a ver quién es el valiente que pide un crédito, poniendo de aval lo poco que le
queda, para ofrecer un producto en un mercado en el que hace ya mucho tiempo que ni se
compra ni se vende nada. Algún “peso gordo” del PP, en plena campaña electoral, prometió
crear tres millones de puestos de trabajo. Pensó el “muy listo” que iba a
conseguir que un millón de parados se transformaran en autónomos por arte de "birlibirloque" y que a su vez se sacarían de la manga
dos puestos de trabajo cada uno. Tomen de esto nota quienes votaron a dicho
partido. Lo peor de todo es que siguen pensando lo mismo. Se creen que los bancos van a conceder millones y millones de créditos y todos los parados se van a transformar en apuestos y florecientes autónomos y así viviremos todos juntos, ricos y felices en el país de la gominola.
Pero el colorín colorado de este cuento es que mientras los políticos actuan poseidos por la sandez, los españoles nos vamos al "carajo".
Pero el colorín colorado de este cuento es que mientras los políticos actuan poseidos por la sandez, los españoles nos vamos al "carajo".
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